jueves, 18 de noviembre de 2010

De por qué el amor a distancia es una mentira
















Lo prometo. Cuando mi vida sea emocionante, voy a comentar películas más sofisticadas. No voy a caer ante cosas como Going The Distance. Pero no es el momento asi que lo siento.
Ayer o anteayer (tengo un desfasaje con los días) vi esta "comedia" romántica sólo por que Drew Barrymore garpa, soy una resentida y el chinito (Justin Long, pero su apellido podría ser Chong y sería CHINAZO) está bueno.
Todo empieza en NY. Ella es una mujer de 31 años, perdedora, pasante (oh, sí, veo mi futuro, lo veo, lo estoy viendo) en un diario. Él fue abandonado ese mismo día por su novia por ser "un desinteresado", por "no quererla", bla, bla. Ambos van al mismo bar esa noche a embriagarse. A ambos les gusta el mismo arcade. Ambos van a cruzarse allí y van a pelear por los fichines y a cautivarse mutuamente. El resto es sabido. Ella le advierte que no puede ni quiere una relación en serio porque deja la ciudad en seis semanas, él ni se preocupa porque tiene un pasado de Casanova que lo avala y voilà, como puede usted intuir a esta altura, se enamoran perdidamente. ASCO DEBERÍA DARLE A ESE GUIONISTA. ASCO.
Perdón, continúo. Ella se muda a San Francisco (en la OTRA punta del país) y mantienen su amor. A la distancia, por mail, por sms, por video conferencia, con una visita a los cuatro meses... Son como dos horas de ver a dos personas tratando de sostener algo que no tiene sentido y de mi ansiando que salga mal. Porque están en dos puntos distintos, completamente alejados, porque una relación a distancia no es un noviazgo (aunque, contra toda regla, ellos se ponen de novios por teléfono). Al menos en eso la historia no miente: No lo sostienen un cazzo. Se dan cuenta que era cualquier cosa. Igual no se preocupen porque no les conté el final. Obviamente que había que encontrarle una vuelta de tuerca para que la película tuviera el final feliz y siga siendo una "comedia"- como reza el tagg- y no el dramón del año.

El problema con la película es que me olvidé de hacer pochoclo para comer endemientras, que soy una resentida (¿ya lo mencioné?) y que Drew no garpó nada. Y eso que su horrible carcajada sonaba real y ni aún así. NADA.
Lo bueno es que al menos el guión fue realista. Sí, nos amigamos. Que una novia a la distancia es cualquier cosa menos una novia. Que nunca se comparte el día a día y por eso es una actitud bastante cobarde la de tener a alguien que está ahí, que es una compañera virtual pero de la cual no hay que hacerse cargo en la cotidianeidad y eso ya es como TODO un noviazgo.
Asi que Going the distance es una película con eso que dije antes y con una buena moraleja (propia) para el final, no tiene sentido ilusionarse con una novia que no te cuesta menos que un pasaje en Chevallier ida y vuelta. Nada, ni un poco.
Chau, les mando un beso.

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